Antes de comenzar, es importante aclarar que las burbujas y espuma de los vinos es un fenómeno conocido desde hace tiempo en materia vinícola. El documento más antiguo conocido que lo menciona es un papiro egipcio del año 522 después de Cristo.
Durante la Edad Media, documentos mencionan una segunda fermentación, sin asociarla realmente a un tipo de vino particular. Sin embargo, la aptitud natural al burbujeo se reconocía en algunos vinos sin que este fenómeno fuera regular, o comprendido, y mucho menos provocado.
Ahora sí, retomando el tema: hasta la Edad Media, en los países de la Cristiandad, los religiosos eran quienes se ocupaban de la vid. El vino se consagraba y bebía durante la misa. El encuentro de la geografía, la historia y la casualidad ofrecería a los vinos de Champagne un destino fuera de lo común.
Un defecto que se convirtió en el vino más famoso del mundo
La leyenda más conocida del origen de esta bebida cuenta que Dom Perignon, un monje de la orden benedictina en un pueblo dentro de región de Champagne, Francia. Su tarea era supervisar la extensa producción de vinos del lugar.
Se sabe que Dom Perignon con toda su experiencia buscaba innovar en la elaboración de vinos, tratando de hacer vinos blancos a partir de uvas tintas. Por supuesto lo logró, pero se encontró con un gran problema: las burbujas que aparecían en unas cuantas botellas, y que resultaban un tanto raras para el gusto de algunos monjes.
En aquel entonces, ni él ni nadie podía explicar por qué aparecían las burbujas. Además sucedían cosas muy extrañas: muchas botellas explotaban por la presión en su interior, provocando reacciones en cadena que hacían volar varias de ellas. Después de algún tiempo, este problema se solucionó con la aparición de botellas más gruesas y la atención sobre las bondades del corcho para cerrar las botellas de manera casi hermética y así evitar que se escape el gas.
Con el tiempo, Dom Perignon comprendió lo que sucedía. La región de Champagne era muy fría y húmeda. Durante el invierno la fermentación se detenía naturalmente a causa del frío (las levaduras se paralizan a bajas temperaturas), alcanzaban un grado alcohólico moderado y tenían azúcar residual. Al llegar la primavera, y con los primeros calores, la actividad bacteriana se reactivaba, pero para ese momento ya habían embotellado el vino, entonces volvían a subir las temperaturas y la fermentación se iniciaba de nuevo, pero en el interior de la botella, así se obtenía una segunda fermentación.
A más de 300 años de distancia, y a pesar de que no existe evidencia del papel exacto que jugó Dom Pérignon, se le sigue considerando el padre espiritual del Champagne. A este personaje se le atribuyen los principios básicos que se siguen usando actualmente para hacer Champagne, Cava y la mayor parte de vinos espumosos. Hablamos del “método champenoise”, que no es otra cosa que fermentar intencionalmente el vino una segunda vez pero en la botella.
¿Por qué se asocia al Champagne con la Celebración?
Una larga historia marcada por el destino. Clodoveo I, primer Rey de Francia, fue bautizado en el año 496 en Reims, el corazón de la región de Champagne. Así, este territorio se asoció con la corona francesa y consagró a los reyes de Francia hasta el año 1825.
A partir del siglo XII, la reputación de los vinos de Champagne cruzó las fronteras y su prestigio no dejó de crecer. Cuentan los relatos que las celebraciones reales se acompañaban de grandes banquetes donde el champagne fluía en abundancia. Apreciado rápidamente por su gusto y finura, el champagne se convirtió en el vino que se ofrecía en homenaje a los monarcas que venían de otras regiones.
Ya en los años 1800 y con el champagne ya bien constituido y reconocido, se convirtió en la bebida oficial de los enlaces matrimoniales de la monarquía europea, confirmando su imagen como vino de excepción. A partir de entonces se convirtió en símbolo de excelencia, fue el invitado especial de grandes acontecimientos en la historia y hasta hoy en día se recurre a él en cuanto se trate de distinguir la rareza o la magnitud de un acontecimiento.
Las victorias deportivas son un buen ejemplo. Específicamente en el automovilismo, donde los ganadores hacen su entrada triunfal al podium con una mítica botella en la mano para celebrar con el generoso rocío del champagne y su efervescente sabor. También lo hacen en muchas partes del mundo los héroes grandes o modestos que consagran su proezas, o quienes tiene un motivo especial para celebrar.
Denominación de Origen
No podemos terminar sin resaltar su Denominación de Origen. Con la primera Guerra Mundial se destruyeron la mayor parte de los viñedos, los productores de Champagne replantaron tomando conciencia de la existencia de un patrimonio colectivo a proteger. De este modo, la tierra sería delimitada por una ley y los usos codificados. Luego, el reconocimiento de la Denominación de Origen Controlada (AOC) Champagne vino a coronar en 1936 un proceso de varios siglos.
La Denominación de Origen Controlada une a un producto con su origen geográfico y lo somete a reglas de producción y elaboración. En el caso del champagne sus reglas son muy estrictas, que van desde la plantación hasta el embotellado, pero podemos destacar las tres reglas principales:
- Una zona estrictamente delimitada: solo puede producirse en la región de Champagne, Francia.
- Cepas autorizadas: las uvas autorizadas para su elaboración son chardonnay, pinot noir, muenier, pinot blanc, pinot gris, arbane, pequeño meslier.
- Segunda fermentación en botellas y maduración sobre lías durante 15 meses mínimo para los vinos sin añada, 3 años para los vinos con añada.
Ahora que sabemos cual es su origen y como se convirtió en el vino más famoso del mundo estarás de acuerdo que es el ideal para la celebración de fechas tan importantes como la Navidad pero sobre todo el Año Nuevo, así que si le quieres poner un toque de realeza a este Fin de un caótico año y el inicio de uno que esperemos sea más prospero podrás encontrar una gran variedad de marcas y etiquetas de Champagne en este enlace.
Relacionado: Cocteles con vino espumoso para darle un toque elegante a tu cena
Gracias por tu articulo. Saludos.