Existen bebidas tan presentes en la cultura que en ocasiones ni siquiera nos fijamos en su origen. Algo así pasa con la sangría, un rico coctel fresco preparado con cítricos, frutas y vino tinto. Ahora que está por terminar el invierno y comenzará a subir la temperatura, es bueno tenerla en cuenta.
Primero hablemos del origen de la sangría
Como muchos productos tradicionales, en ocasiones su origen tiene distintas teorías, historias o grupos que reclaman su autoría, y ese es el caso de la sangría.
La versión más popular apunta a que la sangría tiene origen en la península ibérica y se puede atribuir tanto a españoles como portugueses, con una creación estimada a inicios del siglo XIX. El problema con esta teoría es que muchos registros de otras latitudes señalan que ya se solían endulzar con frutas los vinos fuertes.
El propio Esteban Torres en un Diccionario Castellano define la sangría como: “Bebida inventada por los ingleses que se toma mucho en las colonias inglesas y francesas de América”. Así, se abre un debate sobre el verdadero origen, pues la teoría opuesta indica que fue en las Antillas donde nació la Sangría.
La historia de la Sangría antillana se debe a que en ese momento las Antillas eran una colonia británica, y el nombre de la bebida proviene de sangaree, palabra inglesa que a su vez proviene del español, sangre. Por último, existen registros de esta misma bebida en Ecuador.
A todo esto, ¿qué es la sangría?
El nombre se le da a una bebida preparada a partir de la mezcla de vino tinto con frutas, jugos frutales, brandy, soda y especias como la canela. Y tal vez lo hayas notado, pero algunos de los ingredientes ya citados se comparten con el vino especiado, muy popular en Europa.
La popular autora Jane Austen, menciona regularmente en sus obras una bebida llamada Copa Claret, misma que bebían los protagonistas de sus historias.
En Andalucía, España, es donde se dice que fueron agregadas por primera vez las frutas picadas o cortadas al vino. La región Andaluza no cuenta con uvas de gran calidad, pero según anécdotas, los locales colocaron fruta fresca en una tina de vino de poca calidad y tras algunos días vieron una mejoría en el sabor del vino. Después, decidieron agregar especias, azúcar, brandy y canela, dando lugar a la sangría.
Una controversial denominación de origen
Con los antecedentes que ya te contamos, resultó extraño para muchos ver que el Parlamento Europeo le haya puesto en 2014 una denominación de origen a la Sangría, atribuida a solamente España o Portugal, y que cualquier otro país que la produzca o prepare debe usar otro término.
¡Prepara tu propia sangría!
Esta receta es fácil y rápida, y puedes intercambiar o elegir algunos ingredientes según tus gustos.
Entre los vinos tintos que puedes elegir están: Cabernet Sauvignon, Merlot, Zinfandel, Shiraz, Rioja, o puedes experimentar con cualquier vino de mesa que tengas en casa.
Ingredientes:
- 1 botella de vino tinto
- 1 limón
- 1 naranja
- 2 cucharadas de azúcar
- 1 shot de brandy
- 2 copas del ginger ale o soda
- Frutas picadas o cortadas en rodajas
Preparación
- Coloca el limón y la naranja en la jarra, cortados en gajos o rodajas.
- Agrega el vino tinto.
- Añade el azúcar y después el shot de brandy.
- Refrigera durante toda la noche
- Añade Ginger ale o Soda antes de servir
*Si quieres servirlo en el momento, sirve el vino tinto en una jarra llena de hielo y sigue los mismos procedimientos anteriores.
¿Qué frutas agrego a mi sangría?
Elige frutas de estación o las que tengas a la mano. La ventaja de la sangría es que es muy noble con varios ingredientes y así puedes ir desarrollando tu propia receta casera. Si aún así quieres recomendaciones, te sugerimos: fresas, durazno, kiwi, frutos rojos, manzana.
Si no tienes brandy en casa, también puedes sustituir por gin o ron. Y no olvides los elementos cítricos para darle ese toque distintivo a la bebida.
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