Una parte fundamental de los ingredientes de cualquier coctel es el hielo, ya sea para enfriar la coctelera o para la presentación de la bebida, además de enfriar el trago, fija los ingredientes e intensifica su sabor.
El hielo es un componente dinámico que interactúa activamente con los ingredientes de un cóctel. A medida que este se derrite, diluye la bebida, alterando sutilmente su perfil de sabor y la sensación en boca.
Otro punto importante es la elección del hielo. Se debe tener en cuenta 3 cosas para un buen hielo: dureza, transparencia y dilución. Algunos de los más importantes son:
Picado o frappé: por ser muy pequeño expande su superficie de contacto enfriando más rápido la bebida, pero derritiéndose en menos tiempo. Es ideal para bebidas dulces y generalmente se usa para servirlas más no para mezclarlas.
Fizz: dan la sensación de enfriar rápidamente, ya que su tamaño es pequeño se dispersa con homogeneidad en la bebida.
Cobbler o granizo: se utiliza para todo tipo de cocteles que no necesitan removerse, se añade al fondo del vaso o copa. Es muy consistente y transparente, por lo que adquiere un peso estético importante, potencia el reflejo de la luz y los colores de la bebida.
En cubo: su principal característica es que son porciones firmes que alargan la temperatura idónea del coctel. Es fácil de elaborar, es el más usado y conocido.
Esfera: su objetivo es conseguir el equilibrio ideal para enfriar el coctel. Además da estética a la presentación del mismo.
Por consiguiente, el objetivo del hielo es mantener frío el coctel, pero también mediante su temperatura y volumen ayuda a diluir zumos y azúcar para generar una mezcla homogénea; incluso ayuda a formar la espuma y cremosidad cuando en ciertas bebidas se utiliza licores en crema.
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