Cuando escuchas la palabra “Rompope”, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente? ¿Monjas?, ¿conventos?, ¿abuelitas?, ¿una rica gelatina?
No es extraño que muchos de nosotros recordemos a nuestra abuelita tomado una copita de rompope en las tardes, o como sobremesa después de la convivencia familiar en estas épocas decembrinas. Y es que sin duda el rompope ha cautivado a chicos y grandes, ya sea en un pastel, un postre o simplemente como aperitivo, pues se ha convertido en un clásico de las Navidades o cualquier fecha festiva.
Todos lo hemos probado y tenemos algunas referencias de dónde y cómo se elabora, pues sabemos que el estado de Puebla fue quien le dio fama y es por todos sabido que su principal ingrediente son los huevos, pero por si no conoces el origen de esta tradicional bebida aquí te lo contamos.
La historia del Rompope
Muchas de las mejores recetas de nuestra cocina tiene en su origen durante la Colonia, y aunque existen muchas versiones sobre el origen de esta bebida se sabe que fue durante la época virreinal que gozo de gran popularidad. Cuenta la historia que en el año 1524, después de un largo viaje desde España llegaron a estas tierras un pequeño grupo (doce para ser exactos) de Frailes Franciscanos conocidos como “Los Doce Apóstoles”. Ellos serían los encargados de educar y profesar la religión católica en el Nuevo Mundo.
Con esta misión los frailes comenzaron a fundar conventos para las monjas por diversas localidades, y fue en ese momento que inicio el camino a otro tipo de mestizaje, el “Mestizaje Culinario”. De dichos conventos surgieron una gran cantidad de platillos considerados actualmente como una tradición en la cocina mexicana como los chiles en nogada o el mole.
De entre todos estos conventos existía uno que era considerado el bastión más importante para los franciscanos, el fundado en la ciudad de Puebla y llamado “Santa Clara”, que por su ubicación geográfica recibía recurrentemente la vista de autoridades políticas y religiosas que se dirigían a la gran ciudad. Por eso fue tan importante como lugar de encuentro de personajes poderosos, tanto peninsulares como criollos.
Las monjas Clarisas que habitaban este lugar eran las encargadas y expertas en alojar a estos invitados tan importantes. Pues cuando esto sucedía era la oportunidad de lucirse preparando sus mejores platillos y bebidas, entre las que no podía faltar el Rompope.
Algo curioso en la cocina de los conventos era que las monjas tenían prohibido probar algunas de las preparaciones, y mucho menos si estas contenían alcohol, pero cuenta la leyenda que entre todas ellas existía una monja mestiza de nombre Eduviges, quien memorizó la receta y poco apoco fue convirtiéndose en la encargada de la preparación del rompope, y a diferencia de sus demás compañeras ella sí probaba la preparación, con o sin permiso eso aún lo sabemos, pero esto le permitió agregarle su toque especial.
Con el paso del tiempo Eduviges logró transmitir este conocimiento al resto de las monjas y que estas pudieran probarlo también claro, a partir de esto el rompope comenzó a elaborarse solamente en los conventos, a comercializarse y de esta manera obtener ingresos para las congregaciones que no se tenían previstos.
Así fue que las monjas Clarisas crearon esta bebida que los Españoles llamaban Rompón, que en esencia es una mezcla de leche, canela, huevos, azúcar y ron, se dice que ellas mezclaban los ingredientes básicos con almendra y ron para dar un toque único, pero en estos casos nunca faltan las leyendas: Se dice que desde aquella época, la receta original aún se encuentra bajo llave en los conventos de la ciudad, junto con el ingrediente que aún se desconoce, un secreto que solo las monjas conocen.
De ahí en adelante el rompope tomo la personalidad con la que lo conocemos y en la actualidad es un producto típico de ciertas regiones como lo son Puebla, Querétaro y otras más.
Rompope casero
Pero ahora si bien lo bueno, si quieres ponerle hartas ganas a esta Navidad y consentir a las tías con un rico rompope casero aquí te dejamos la receta:
- INGREDIENTES:
- 2 litros de leche
- 10 yemas de huevo
- 1 ½ tazas de azúcar
- 2 clavos de olor
- 1 raja de canela
- ½ cucharadita de bicarbonato
- Ron al gusto (se recomienda entre 100 y 150 ml)
PREPARACIÓN:
En una cacerola alta a fuego bajito ponemos la leche con el azúcar, la canela, los clavos y el bicarbonato, durante unos 20 minutos, ayúdate con una pala de madera para girar la mezcla, cuando este a punto de hervir retira del fuego, en este punto puedes colar la mezcla para retirar la canela, los clavos y cualquier grumo que haya formado.
En un tazón pequeño bate la yemas y agrégalas lentamente con tu pala hasta que se haya incorporado perfectamente, pon a fuego bajo durante otros 10 minuto y retira. Una vez que la mezcla este completamente fría agrega el ron y mezcla bien.
IMPORTANTE aquí vienen los consejos de la abuela, tu pala preferentemente (casi a fuerza) tiene que ser de madera y recuerda que solo debes mezclar girando hacia un mismo lado.
Si lo tuyo no es la cocina pero aún así quieres disfrutar de esta tradicional bebida, hoy podemos encontrar una gran variedad marcas e incluso sabores. Rompope Coronado acaba de sacar una exquisita versión de rompope sabor café, si quieres probarlo aquí puedes encontrar esta y otras marcas de rompope de sabor y natural a buenos precios para tu gelatina o el postre de Navidad.
Una deliciosa bebida que calienta el corazón durante esta época de frio y que sobre todo suele tomarse en familia.