En el periodo conocido como la prohibición en E.U.A., el 17 de enero de 1920 para ser un poco más exactos; entró en vigor una ley que prohibía a todos los establecimientos incluidos bares y fábricas a vender o incluso elaborar alcohol. Todo esto a raíz del movimiento de la templanza, que como ya hemos mencionado en otros artículos fue un movimiento de mujeres cristianas que promovía esta ley seca debido al incremento de violencia familiar. Pero, ¿qué eran los speakeasy que fueron tan relevantes en ciudades como Chicago y Nueva York?
Si nos ponemos a pensar, una gran parte de la vida social es este tipo de convivencia en un bar y de pronto en uno de los países más desarrollados, está posibilidad de sociabilizar es prohibida y no solo en establecimientos públicos sino también para eventos privados, así que solo era posible adquirir alcohol mediante droguerías autorizadas para venta de alcohol medicinal (¿les suena familiar?) o por motivos religiosos; por lo que podemos asumir que habría que encontrar la forma de contrarrestar. Y es bien sabido que cuando algo que causa cierto placer, se prohíbe termina convirtiéndose en algo más interesante y en un negocio para algunos otros.
Lo mejor de este tipo de lugares es que había para todos presupuestos, los había desde estos lujosos salones con decoración de terciopelo, una gran pista de baile que disfrutaban los asistentes mientras bailaban al son de una banda de jazz, hasta aquellos que se encontraban en lo que antes eran algunas bodegas o sótanos o incluso apartamentos. Pero había dos factores que todos y cada uno de los “speakeasies” debían tener para acceder debía de haber una palabra clave o incluso una tarjeta que te dada acceso al club y por otro lado alcohol muchas veces de dudosa procedencia.
¿Qué hacía diferente o especial a un Speakeasy?
Los speakeasies o también conocidos como “bling pigs o gin joints”, también se distinguieron de sus antecesores con la particularidad de que permitían entrar a mujeres y no solo eso, algunas eran las dueñas de algunos de estos. Había varias formas de obtener el alcohol, podía ser a través de contrabando desde Cuba el ron o México tequila, o en ocasiones se seguía en algunas cervecerías o incluso el llamado moonshine que incluso aun en nuestros días existe en algunas regiones rurales de U.S.A. Este negocio era manejado en su mayoría por las llamadas mafias italo-americanas, es así como personajes como Al Capone, Salvatore Maranzano y Charles “Lucky “Luciano aparecen en la escena.
Pero como en toda historia, si alguien se empieza a enriquecer más que el estado, este buscará indudablemente regularlo y es así como en 1933 la enmienda 21 entra en vigor, y se empiezan a legalizar los bares o clubes, y empiezan a existir las licencias para alcohol. Haciendo que el número de establecimientos se reduzca considerablemente ya que se especula que solamente en Nueva York existieron alrededor de 30,000 a 100,000 establecimientos, ya que por obvias razones nunca podremos contar con un número oficial.
Digamos que no todo fue tan turbio, debido a que en muchas ocasiones los lugares no eran tan espaciosos, los dueños se las ingeniaron para incorporar algunos alimentos en su menú, naciendo así la cultura de los canapés o finger foods en bares.
Algunos platos fueron los mini rollos de langosta, bolitas o tiras de queso, canapés de caviar y un sinnúmero de alimentos que permitían ser consumidos sin necesidad de estar sentado o utilizar cubiertos, también es en esta época que la coctelería comenzó a ser algo imprescindible; ya que como se mencionó antes muchas veces el alcohol no era de la mejor calidad posible, podías encontrar desde whiskies o ginebras diluidas con agua, hasta algunos destilados mucho más peligrosos denominados smoke; que eran elaborados a partir de alcohol de madera, y que desafortunadamente fue causante de muchas muertes por intoxicación. Por lo que para enmascarar la mala calidad o sabores desagradables los mezcladores como ginger ale, coca cola, menta, jarabes tipo shrubs, jugos o cualquier esencia o especia que ayudara a mejorarlo y hacerlo mucho más bebible.
En la actualidad…
Es justamente por esta razón que en la actualidad la cultura de los speakeasies se ha vuelto muy popular, ya que si bien muchos de ellos no están escondidos de la ley; sí lo hacen de las masas. Por masas, me refiero a que buscan una especie de exclusividad y un halo de misterio, caracterizándose algunos por seguir la regla de estar incluso realmente escondidos del ojo.
Puede que en algunos entres por una puerta de un refrigerador, o que parezca una carnicería y camines por un pequeño pasillo que te abra a un salón con luz tenue y el brillo de muchas botellas en una barra, siguiendo también la tradición de mezclar bebidas, los nuevos speakeasies se caracterizan por tener en sus barras a los mejores bartenders o mixólogos del medio, en algunos incluso hacen rotación con bares de otros países para darle este toque extra de innovación y exclusividad.
Así que ya sabes puedes seguir viviendo la experiencia de un speakeasy aun en nuestros días, hay excelentes opciones que puedes visitar en diferentes ciudades del país, tanto en la CDMX, como en Monterrey, Mérida, Puebla, Veracruz y muchas otras ciudades. Solo es cuestión de investigar un poco y adentrase al mundo de la clandestinidad no clandestina.